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sábado, 28 de febrero de 2009

Chiru chiru parte 3.

Para seguir este relato es importante acceder a:

Chiru chiru Parte 1
Chiru chiru parte 2

Era el año 1788. La actual ciudad de Oruro (Bolivia) en esa época se llamaba “Real Villa de San Felipe de Austria”en honor al rey Felipe III. Era en esa época Bolivia un virreinato de España. Si bien había deseos de independencia, todos eran parte del Virreinato de Alto Perú.

Había indígenas que trabajaban en las minas de plata, como también indígenas libres. Ellos vivían en el morro de Conchupata (hoy calle Caro). También existían esclavos negros.

Oruro era una ciudad próspera por los enormes yacimientos de plata. La ciudad está a 3700 m sobre el nivel del mar. El clima es árido, relativamente frío (para mí es helado, pero para mucha gente no tanto). Las temperaturas suelen oscilar entre 0-20 grados Celcius. Oruro está rodeado de montañas, muy pocas plantas crecen con facilidad. A pesar del clima adverso, la gente es muy amable. Tan amable que unos sospecha que se traman algo, pero no. Es bondad simplemente. En esa época existían más árboles y plantas. La minería mató poco a poco su vegetación que tampoco se la podría considerar abundante.


En esa época habían varias carrozas, comerciantes, caballos. La explotación de la plata atrajo a varias personas en el mundo. No era tan popular como la legendaria potosí, pero de que habían millonarios, los habían.
Las familias acaudaladas tenían perros que ostentaban abrigos carísimos. Los millonarios sonreían y mostraban sus dientes de oro. La gente que no tenía utensilios de plata era considerada “de capa caida” (de medio pelo o pelagato).

Nos trasladamos ahora a la calle de la Ranchería (hoy presidente montes) donde estaban las tiendas. 2 señoras hablaban de la muerte del pobre Renato.
Qué barbaridad ¡!. Ese Renatito buen chico era ¡. Pero el bien travieso se había metido a la mina sin ch’allar ¡!.

Hasta el día de hoy los mineros hacen sacrificios al tío de la mina (vea la parte 2 de esta historia). La tradición actual es hacer desangrar a una llama y regar su sangre en la mina.
Esto se hace debido a que el diablo se siente complacido por la sangre y los sacrificios.
Si bien el hombre actual consideramos como una tradición pagana y salvaje, es sorprendente cómo esta costumbre se parece en muchas cosas a rituales del Vudú. El que existan rituales al diablo tan parecidas entre culturas diferentes nos hace pensar mucho en la existencia de Lucifer.

Volvamos a nuestro relato:
- Aaaaay no se qué haremos. Y el cura no ha hecho nada ?.
- Agua bendita le ha echado a la mina. Pero nada siempre. El diablo ya se lo debe haber llevado nomas.

Que le va a pasar al diablo en pleno infierno con superfogatas si le echan unas cuantas gotitas ?. Nada pues.
- Aaaaaaaaaaaaay, y ahora que vamos a hacer nosotras ?.
- Nosotras ?. Y que tenemos que ver nosotras ?. Tu sobrino será pues.
- Nooo, pero la señora se va a ir seguro. Bien pagaba. Nunca se fiaba nada. A mí más me está castigando el tío. Qué desgracia.
Y mientras hablaban las doñas Don Filemón que era uno de los vendedores grito. El Chiru chiru ¡!, el Chiru chiru ¡!

Capítulo siguiente:
Chiru chiru parte 4 – Cuando el Chiru chiru quedo ciego...

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